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Carta abierta
Te he escrito otra de mis cartas
y un poema adjunté,
porque tú y yo amamos las palabras
y conocemos lo que nos conmueve:
que los hombres se doblegan por temor y desamparo,
como dondequiera la maldad está brotando...
somos sus testigos impotentes, viendo claro,
y no hay lágrima que nos esté quedando.
Deberías haberme dado tus respuestas,
si se despierta tu conciencia también,
porque acciones quieren, no palabras
y saben cómo, qué se mueve bien:
que el dinero y el miedo son las llaves,
como así se abren puertas fácilmente...
pues se enseña desde niño a todos los infantes:
tal es la vida en su curso simplemente.
Son capaces de decir que tú deseas,
prestando juramentos sin cesar,
porque todos los están llevando a cuestas,
sabiendo pues que nada va a cambiar:
que callarse nunca puede exponer a un peligro,
como tan bien visto es servir...
manténte obediente detrás del delantero,
quien sólo con su sombra te pretende medir.
© Copyright by Peter-Michael Sperlich. Todos los derechos reservados.
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